jueves, 6 de octubre de 2011

Pollo a la Brasa

Es uno de los platos típicos de la gastronomía peruana incluso uno de los de mayor consumo en el Perú. Es considerado una “especialidad culinaria del Perú”.



El inicio de una delicia


Todo empezó en los primeros días del mes de enero de 1950, cuando Roger Schuler, suizo que había llegado al Perú con la intención de invertir en temas hoteleros. Empezó a ver como su cocinera atravesaba de lado a lado con una barra de fierro, de un metro de largo, a unos “pollos bebé” y luego los giraba con las manos sobre la brasa de leña.

Roger se interesó en el sabor que tenía el pollo y empezó a investigar sobre cómo podía hacer para obtener un sabor único y que este sirviera para un negocio rentable. Todo lo hizo tan rápido y para el 5 de febrero del mismo año, Roger se contacto con su compatriota y amigo Franz Ulrich, quien era experto en metal mecánica y le pidió que le construyera un horno especial que sea capaz de de hacer girar unas barras de fierro que soporten el peso de 8 pollos bebés (aproximadamente 1 kilo cada uno), a este invento se le llamó “rotombo”.

Instaló el horno en su casa, pero mientras construían el horno, él junto a su cocinera habían ensayado diversas recetas, para crear el sabor único del pollo, con todo esto abrió un improvisado restaurante al que llamó “La Granja Azul”, donde solamente se vendía “pollo a la brasa”. Inició su publicidad poniendo un letrero en la carretera central que decía “Coma todo el pollo a la brasa que quiera por 5 soles”, marcó el éxito de su negocio desde el primer día.

Gente de todo Lima llegaban a “La Granja Azul” ubicado en Santa Clara, aprovechando la “oferta”, era el único restaurante de Lima donde se comía pollo a la brasa y con las manos, además competían por quién podía comer más pollos a la brasa tan solo en un almuerzo. Para quién batía el record, la cuenta era gratis y no solo eso, sino que también ponían su nombre y foto en un lugar especial. Roger Schuler tuvo tanto éxito, que a los pocos años otro suizo abrió el restaurante “El Rancho” y también le pidió a Ulrich que le construya otro “rotombo”.

Así es como se inició este negocio, en los siguientes 5 años se abrieron unas 10 nuevas pollerías en todo Lima. El “rotombo” fue perfeccionado con motor, engranajes y cadenas para más producción y por otro lado, los pollos que se vendían eran más grandes que los primeros. Con el transcurso de los años, el pollo a la brasa se convirtió en el plato más consumido por los peruanos, además se internacionalizó su sabor llegando a países como: Chile, Brasil, Ecuador, Argentina, Venezuela, México, Colombia, Bolivia, entre otros.

El pollo a la brasa se acompaña de unas ricas papas fritas y una fresca ensalada, las cremas son infaltables, sobre todo el toque del ajisito amarillo, más conocido como “ají de pollería“. Las presentaciones del pollo a la brasa varían, es depende del restaurante, se sirve todo junto, como también lo sirven el pollo en un plato, las papas en otro y la ensalada en otro más, sea como sea la presentación, su sabor es único y siempre es un placer comerlo. Por cierto, infaltable también es, acompañarlo con una rica y heladita gaseosa depende del gusto de las personas, pero también cae muy bien con un chicha morada heladita.

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